viernes, 18 de enero de 2008

una historia...

Una muchacha decidió un día caminar hacia lo más profundo del mar y quedarse alli a vivir. En el funeral sus padres lloraban la triste perdida mientras otros comentaban lo ocurrido. Una señora, entre su grupo de dolientes se preguntaba cómo aquella muchacha pudo hacerle eso a sus padres. Y yo me pregunto, si la desesperación y la angustia, aparte de su propio dolor, deben tambien considerar el dolor de otros.

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